La bodega quiso redefinir este vino que en su día era de los pocos tintos de corta crianza de la zona, y desde la añada 2014 se incorporaron nuevas técnicas enológicas a su elaboración. En esta añada 2018, Pradorey ha decidido quitar la categoría Roble, ya que un 10% del vino envejece en tinaja de barro centenaria. Todo ello ha contribuído a que sea un vino en el que resalta de manera especial la fruta y la cremosidad de un tanino suave y agradable.